El pasado mes de noviembre, la Asamblea General de la Unión de Superiores Generales eligió, como nuevo presidente para el próximo trienio al religioso franciscano español P. José Rodríguez Carballo. Es Ministro General de su orden desde el año 2003 y sustituye en el cargo al Rector Mayor de los Salesianos, el P. Pascual Chávez. Son varios los retos y desafíos que se plantean a la Vida Religiosa, y de ellos nos habla el nuevo presidente de la USG. Agradecemos su disponibilidad y su presencia en estas páginas
- ¿Qué es la USG y qué ofrece a la Vida Religiosa?
Según consta en los Estatutos de la USG, Unión de Superiores Generales, ésta es un organismo de derecho pontificio erigido el 3 de enero de 1955 por la entonces Congregación de Religiosos como persona jurídica. Hace tan solo unos meses también ha sido reconocida como persona jurídica dentro del Estado Vaticano. Más concretamente yo sintetizaría el servicio de la USG a la Vida Religiosa y Consagrada en los siguientes: animación, reflexión, formación y coordinación.
Animación. La USG tiene como misión principal animar la vida religiosa y consagrada, en comunión con la la Santa Sede, particularmente a través de la Congregación de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, con la cual está en permanente contacto, particularmente a través de la Secretaría general de la USG, y con la cual se tienen dos encuentros anuales fijos. En estos dos encuentros participa el Consejo de los 16, elegidos por la Asamblea general de la USG. En ellos se debaten temas de común interés. Uno de estos encuentros es preparado por la Congregación y el otro por la USG.
Reflexión. Otra tarea importante es la de reflexionar sobre temas concernientes a la vida religiosa y consagrada. Esto la USG lo ha hecho en el pasado en el Congreso Internacional de Vida Consagrada, celebrado en Roma en el 2004, al que asistimos cerca de 1.000 consagrados/as, la mayor parte de ellos Superiores/as Generales. Lo hizo más recientemente en el Seminario de Teología de la Vida Consagrada (febrero del 2011), en el que participamos 30 Superiores/as Generales y 30 teólogos/as de la Vida Consagrada. Lo hace anualmente en las dos Asambleas anuales en las que se estudian temas importantes para la Vida Religiosa y Consagrada y en la que participamos cerca de 200 Superiores Generales varones. Lo hace también a través de las Comisiones permanentes: la teológica, que estudia temas de fondo de la Vida Religiosa y Consagrada, como el de la identidad; la comisión jurídica, en la que se estudian temas de tipo jurídico importantes para nuestra vida y misión; la comisión de educación, en la que se estudian “políticas” a seguir relacionadas con el mundo de la educación en el que la Vida Religiosa y Consagrada da una aportación muy importante. Hay otras Comisiones permanentes que se ocupan de temas específicos como: la Comisión de Pastoral sanitaria y la de Justicia y Paz. Desde mi experiencia en estos años, también como Presidente de la Comisión teológica, puedo afirmar que esta reflexión es muy iluminadora para todos y por ello valorada muy positivamente. Son los Institutos más pequeños los que mayormente aprecian este servicio.
Formación. En cuanto al servicio en el campo de la formación, la USG también es una mediación importante, tanto para los Superiores generales, como para los religiosos/as en general. Así la valoramos en nuestros encuentros y evaluaciones. En este servicio un instrumento importante es el sito de Vidimus Domino en el que se ofrecen los materiales de las Asambleas de la USG y que, según me consta, es muy frecuentado.
Coordinación. Por último quiero subrayar que la USG ofrece un servicio de coordinación de iniciativas comunes de varios Institutos religiosos. El más conocido es el proyecto que tenemos en Sudán Sur, en el que participan religiosos de diferentes Institutos y carismas. En este caso se hace también en estrecha colaboración con la UISG. También hay una coordinación con la UISG (Unión de Superioras Generales, Institutos femeninos), en todas las actividades conjuntas que realizamos a lo largo del año y otras que son puntuales. Finalmente hay que señalar, siempre en este servicio de coordinación, la relación constante con las Conferencias de Religiosos/as Nacionales y Continentales. Muchas veces nos hacemos presentes en sus encuentros y otras muchas sus Consejos viene a Roma para encontrarnos.
En este sentido bien podemos decir que la USG es un verdadero laboratorio de animación, reflexión, formación y coordinación de la Vida Religiosa y Consagrada que ayuda grandemente a las Órdenes e Institutos a la hora de emprender caminos de revitalización, e incluso a la hora de tomar decisiones, salvando siempre la autonomía, índole y el espíritu propio de cada Instituto, de tomar las decisiones oportunas.
- ¿Cuáles son los objetivos fundamentales que se plantea para este período de presidencia de la USG?
Ante todo debo expresar mi reconocimiento por todo lo que se ha hecho en estos años. La USG no parte de cero con esta nueva presidencia. Yo heredo un gran patrimonio que intentaré, junto con el Consejo ejecutivo de la USG y la Secretaría de la misma, administrar lo mejor posible. Por otra parte soy consciente de los nuevos retos que se presentan a la Vida Religiosa y Consagrada. Entre estos, uno muy importante me parece el de la colaboración entre los distintos carismas e Institutos. Creo que hoy la Vida Religiosa y Consagrada necesita conjugar audacia todo lo “inter”, también lo intercongregacional, como consecuencia no solo de una necesaria lucidez que nos lleva a darnos cuenta que nos necesitamos unos a otros, sino también para dar testimonio de comunión. Se trata, por tanto, de abrirnos todavía más a la misión compartida, también con los laicos. En este contexto, mi objetivo principal, compartido plenamente por el Consejo ejecutivo de la USG, con el cual quiero trabajar en equipo, es el de estrechar relaciones: relaciones entre todos los que formamos parte de la USG (somos más de 200 Institutos masculinos de derecho pontificio), relaciones de la USG con la UISG (Institutos femeninos), relaciones con la Congregación para la Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, relaciones con movimientos laicales. También quisiera que la USG siga contribuyendo a la reflexión sobre la Vida Religiosa y Consagrada, sobre todo a través de la Comisión teológica y en las Asambleas anuales, y siga siendo una instancia para la formación de los Superiores generales y de los demás religiosos. En estos momentos estamos pensando, en colaboración con la UISG a un segundo Congreso Internacional de Vida Consagrada y a otro seminario de Teología de la vida consagrada. Son todos medios para llevar a cabo la misión de la USG. También estamos pensando en encuentros de varios días de duración para los nuevos Superiores generales. Es esta una petición que se lleva escuchando desde hace varios años y que intentaremos concretizar en alguna iniciativa. Creo que en todos los que formamos parte de ella hay mucho espíritu de colaboración y por ello pienso que todo ello resultará relativamente fácil
- ¿Cuáles cree que son los retos que afronta la Vida Religiosa en la actualidad?
Los retos que tiene ante sí la Vida Religiosa y Consagrada son muchos. Para mí el reto principal al que se enfrenta la Vida Religiosa y Consagrada es el de dar mayor significatividad evangélica a su vida y misión. Para ello la Vida Religiosa y Consagrada necesita con cierta urgencia re-visitar su propia identidad carismática en la Iglesia y en el mundo. No se puede diluir entre otras identidades. La Vida Religiosa y Consagrada no solo tiene una gran historia que contar, también tiene una gran historia que construir (cf. VC 110). Para ello se le pide fidelidad a su propia identidad. La significatividad evangélica de la que estamos hablando pide una atención esmerada a los tres pilares de la vida consagrada hoy: la espiritualidad, la vida fraterna en comunidad y la misión. La Vida Religiosa y Consagrada está llamada a ser presencia profética en el mundo de hoy, y para ello ha de cultivar asiduamente el encuentro con Cristo, el encuentro con ella misma y el encuentro con el hombre. La significatividad evangélica pasa también, en muchas ocasiones, por una reestructuración que comporta cierres, incluso fusión de entidades (y no hay que excluir fusión de Institutos con un carisma semejante), y aperturas de nuevas presencias más en consonancia con el propio carisma y siempre una constante “innovación” de estructuras. Otro reto, que tiene mucho que ver con lo anteriormente dicho, es el de la formación permanente, Ésta es condición para una fidelidad creativa, como nos pide la Iglesia (cf. VC 37). Mucho es lo que la Vida religiosa ha hecho y hace en el campo de la formación permanente, pero largo es el camino que estamos llamados a recorrer. Y de la mano de la preocupación por la formación permanente va la preocupación por la formación inicial y por la pastoral vocacional. En esta, y en todo lo que se refiere al mundo de los jóvenes, la Vida Religiosa y Consagrada debe ser más propositiva y creativa. En cualquier caso, el reto fundamental para la Vida Religiosa y Consagrada es el de buscar constantemente la configuración, cada vez más plena, de todos los consagrados con el Señor.
- El día 2 de febrero se celebra la Jornada para la Vida Consagrada, ¿Dónde cifra la esperanza de la Vida Religiosa?
La esperanza en de la Vida Religiosa y Consagrada no la cifro ciertamente en los números, aunque, gracias a Dios, somos muchos. Sabemos muy bien lo que la Sagrada Escritura piensa de los censos No soy indiferente al número, y vivo con cierta preocupación la disminución y el envejecimiento que estamos experimentando en algunos países, por eso hablé antes de le necesidad de ser más propositivos en lo que a la pastoral vocacional se refiere, pero no vivo esos fenómenos como una obsesión. La Vida Religiosa y Consagrada siempre fue de minorías. Tampoco cifro la esperanza en la demasiada eficacia. De hecho estamos dejando obras que hasta hace bien poco nos parecían imprescindibles. Para muchos esto es signo de muerte. Yo quisiera recordar en este contexto que la Vida Religiosa y Consagrada, como se dijo en el último Sínodo, es más que un “recurso” para realizar ciertas actividades. La esperanza la cifro en lo que es la misma Vida Religiosa: un don de Dios a la Iglesia y al mundo, y una presencia profética y testimonial en la Iglesia y en el mundo. La demografía de la Vida Religiosa y Consagrada está cambiando, pero la Vida Religiosa y Consagrada dentro de la Iglesia está viva y, por ser un don de Dios a la Iglesia, seguirá estando viva. Y signo de ello es la presencia de religiosos/as y consagrados/as en lugares de frontera, en los “claustros inhumanos” donde nadie quiere estar, al lado de los últimos. Otro motivo para la esperanza lo pongo en muchos jóvenes, y no tan jóvenes, que quieren vivir una Vida Religiosa más auténtica y más radical, más evangélica y más en consonancia con el propio carisma. Me dan mucha esperanza las nuevas formas de presencia que se están poniendo en pié, también en continentes como Europa. Hoy parecen semillas de mostaza. Seguro que mañana serán arbustos llenos de vida capaces de acoger a todos aquellos que desean una vida más religiosa y más carismática. Nuestra esperanza no está en “los carros y caballos”, sino en el Señor que nos llamó a serguirlo “más de cerca”.
Fr. José Rodriguez Carballo, ofm Ministro general OFM y Presidente de la USG