Madrid, 22 de julio de 2021 (IVICON); Alejandro Fernández Barrajón ha reunido en este libro muchas de sus reflexiones sobre la vida consagrada, con la intención de ofrecer luz en tiempos de vértigo, incertidumbre y provisionalidad. Porque la Iglesia necesita el carisma saludable de la vida consagrada, por insignificante que pueda ser numéricamente hablando. Y porque, entre las cenizas, aún quedan tizones encendidos.
Alejandro Fernández Barrajón, religioso mercedario, antiguo presidente de la CONFER, nos obsequia con una nueva publicación llena de contenido sugerente.
Alejandro nunca ha dejado de soñar y poner en un lenguaje cercano y asequible lo que supone la Vida Consagrada en el mundo de hoy. Claro está, con sus luces y sombras, pero con la fuerza que da la pasión cuando una persona, sea hombre o mujer, es atrapada por el fuego de una llamada de Jesús de Nazaret que nunca deja de hacer oír su voz y que, podemos decir, en la llama, llama: así, con ese pequeño juego de palabras, la lectura del libro puede ayudarnos a encender mechas y resurgir de las cenizas prendiendo los carbones medio apagados y reverberando esos tizones encendidos dándoles vigor y fuerza.
El autor no se detiene en lo que no funciona de la Vida Consagrada. Es más positivo porque invita a despertar de la modorra o de la acomodación que la Vida Consagrada ha ido haciendo a base de adquirir formas menos comprometidas o más de «ir tirando».
Ser consagrado hoy es un atrevimiento. Cuando todos se empeñan en dividir y enfrentar, los consagrados quieren ser abrazo para todos. Lo han aprendido de Jesús. Y, como el, pese a que sean pocos y mayores, aunque esten cuestionados y haya pocas vocaciones, están heridos de amor y del lado de los más vulnerables.
